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No descarta postularse para una futura reelección

Piñera culmina su gestión con relativo éxito

Sebastián Piñera, presidente saliente de Chile.
Sebastián Piñera, presidente saliente de Chile.
07 de marzo de 2014 - 00:00 - Por Alejandro Tapia Especial para El Telégrafo / desde Chile

Hace cuatro años, el 11 de marzo de 2010, Sebastián Piñera se convirtió en el primer presidente de centro-derecha electo democráticamente en 46 años en Chile. Así, se ponía fin a 20 años de gobiernos de la Concertación (centro-izquierda). Ese día, el Mandatario chileno asumió en medio de potentes réplicas del devastador terremoto del 27 de febrero, en una ceremonia en la que los invitados de la región, como Rafael Correa, Cristina Fernández y Álvaro Uribe, no ocultaron su nerviosismo por los permanentes movimientos telúricos. Fue un acto republicano atípico.

Piñera recibió a un Chile golpeado por aquel terremoto, con su infraestructura dañada: colegios, puentes y carreteras estaban literalmente en el suelo y los daños ascendían a $ 30 mil millones. Al mismo tiempo, las expectativas respecto de un cambio ideológico y de estilo en La Moneda eran muy altas. Muchos chilenos votaron por Piñera hastiados de la Concertación, pero también porque veían en el nuevo presidente a un empresario exitoso, que prometía hacer las cosas de otra manera.

Sin embargo, a poco andar, Piñera hizo su primera zancadilla. “En 20 días siento que hemos avanzado más que otros en 20 años”, dijo al defender su plan de reconstrucción por el terremoto, pero con una crítica implícita a la Concertación. Aquella frase le pasaría la cuenta más adelante, ya que ese estilo revelaba soberbia y un afán desmedido por demostrarles a los chilenos que la derecha sí sabía hacer las cosas bien. Además, en su primer año, los conflictos de intereses de él y sus ministros, muchos ligados al mundo empresarial, perjudicarían su gestión.

El primer año de Piñera tuvo un vuelco en agosto, debido a un accidente en la mina San José, en la que quedaron atrapados 33 mineros. El evento suscitó el interés de cientos de medios internacionales y Piñera rescató con vida a los trabajadores.

El rescate permitió que el Gobierno demostrara que sí era eficiente, pero las permanentes apariciones del Presidente en televisión, como parte de una fallida estrategia comunicacional para posicionarlo como el gran artífice del rescate, no generaron un alza constante en su popularidad, que osciló entre el 30% y el 40% durante su mandato.

Poco después, Piñera enfrentó decenas de protestas de estudiantes secundarios y universitarios que exigían educación gratuita y de calidad. El Gobierno, sin embargo, no dio su brazo a torcer, aunque el movimiento estudiantil marcó su gestión y se transformó en el principal tema de la agenda chilena. También se le vino encima el conflicto mapuche, los permanentes cuestionamientos a sus ministros y el accidente de Juan Fernández en el que murió un popular presentador de la televisión. Aunque la economía tuvo un repunte durante su gestión, sus chascarros -conocidos en Chile como “piñericosas”- se transformaron en comentarios permanentes y restaron credibilidad al Presidente.

Esta semana, el propio Piñera reconoció en un programa de Don Francisco que la “piñericosa” que más lo avergüenza fue cuando se desplomó durante una visita a unos trabajos de demolición de viviendas sociales. Hace poco, llamó “Víctor Parra” al cantautor Víctor Jara, mientras que en su visita a la Casa Blanca quiso sacarse una foto en la silla de Barack Obama en el Salón Oval. También sus colaboradores del “mundo privado” cometieron sendos errores que han significado pérdidas millonarias al Estado, como un fallido censo y la caída de un puente (Cau Cau).

¿Candidato en 2017?
A su favor, los analistas estiman que la dura crítica que realizó a los “cómplices pasivos” del golpe de 1973 durante el aniversario 40 de ese hito, remeció a la derecha. Ello, porque con sus críticas contra las violaciones a los derechos humanos dejó fuera de juego a quienes aún justifican el golpe de Augusto Pinochet. Además, tras la estrepitosa derrota de los principales líderes de su sector en las elecciones del año pasado (Andrés Allamand, Laurence Golborne y Evelyn Matthei) dejó el camino pavimentado para transformarse en el gran referente de la centroderecha y potencial candidato a las presidenciales de 2017, una vez que entregue el poder a Michelle Bachelet. El propio Piñera no ha descartado esta última opción.

En el último mes, y ya pasado el fallo de La Haya por el litigio marítimo con Perú, el Gobierno ha destacado sus logros con cientos de cifras, pero tal como ha sucedido desde el comienzo, la mayoría de los chilenos sienten que los números son fríos y que en muchas ocasiones no se corresponden a lo que observan en sus vidas cotidianas. Además, la Moneda ha cometido el error de comparar las cifras de Piñera con las del Gobierno de Bachelet (2006-2010), siendo que la futura presidenta fue elegida su sucesora. Así, los expertos coinciden en que el éxito económico no es suficiente.

Según Piñera, su administración cumplió el 97% de la reconstrucción del terremoto y creó nada menos que 1 millón de empleos en cuatro años, con un desempleo de 5,7%. Para la oposición, se trata de “empleos precarios”. Además, pese a la estabilidad económica, la actividad desaceleró su expansión el 2,7% en el cuarto trimestre de 2013, por debajo de la media del 4,5% de los tres trimestres anteriores y por debajo del 5,7% de expansión a fines de 2012. En sus recientes giras por Chile, el Presidente saliente ha resaltado que su gobierno ha culminado con un crecimiento promedio de 5,3%. Aunque con una deprimida tasa de inversión en torno al 24% del producto.

“Digamos que Piñera, el político, hizo lo que le conocíamos hacer como magnate. No inventó nada nuevo. No es estadista ni muy profundo, pero con una audacia notable se hizo de La Moneda, desde donde dirigió el país con seriedad y total dedicación. Tuvo momentos típicamente de derecha, como el haber frenado a la izquierda y el progresismo sectarios”, indicó el historiador Alfredo Jocelyn-Holt en su columna. “Fueron tiempos difíciles”, dijo Piñera.

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