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Mañana vencerá plazo para que salgan 22 familias

Los habitantes arriesgan la vida por una casa

Una casa está construida sobre un canal de aguas lluvias en el bloque 4 de El Fortín. Foto: José Morán | El Telégrafo
Una casa está construida sobre un canal de aguas lluvias en el bloque 4 de El Fortín. Foto: José Morán | El Telégrafo
11 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

La falta de opciones para adquirir una vivienda barata en Guayaquil motivó a Yesenia Domo a construir una casa, al pie de un canal, en Riberas del Fortín (en el noroeste).

Según Domo, quien canceló $ 700 a un hombre apodado ‘El Chino’, el pago del monto -le prometió el vendedor- le iba a asegurar una inscripción en el Municipio de Guayaquil. “Él me iba a hacer todo el papeleo”, recordó.

Eso ocurrió hace 10 años, aseguró. Desde entonces, como el resto de sus vecinos, está asentada en un sitio sin alcantarillado ni pavimentación. Solamente hay una zanja de 4 metros de ancho y 2 metros de profundidad. Vive en un sitio donde la pestilencia es permanente, puesto que el canal, que al inicio era pluvial, también es empleado para depositar aguas servidas.

Ella, quien se cambió del Guasmo a Riberas del Fortín porque ya no podía pagar $ 110 de alquiler, reconoció que vivir con tantas limitaciones incomoda, pero “no tengo más opciones dónde vivir”.

Interagua el lunes anterior, afirmó, le notificó que las casas ubicadas cerca de la zanja tendrán que salir. Asentamientos similares existen en El Fortín, Los Vergeles y Riberas de los Vergeles.

Asimismo, en el bloque 4 de El Fortín, la situación es crítica. Mariana de Jesús Pozo, de la manzana 1407, vive en una casa de madera, de aproximadamente 4 por 4 metros. Ella, una mujer de 30 años, recordó que su mamá la llevó a vivir al lugar hace 20 años. Salieron del Guasmo, donde alquilaban, porque era la única forma de obtener un terreno propio. “Lo que yo quisiera es que reconstruyan mi casa”, expresó refiriéndose al actual mal estado de su morada.  

Afirmó que las lluvias no han representado riesgo para el terreno de su vivienda debido a que está protegido por un muro levantado con planchas de zinc. El problema, explicó, es el mal olor de las aguas servidas que desfogan en el canal. “En época de calor es más insoportable”.

Mientras que en Riberas de los Vergeles, en el noreste, Josefa Delgado vive junto a casas construidas con madera y pertenecientes a miembros de su familia.

Llegó al sitio, por recomendación de un pariente, desde Manabí. En su propiedad carece de agua potable, electricidad, alcantarillado y pavimentación.

La mejor alternativa, indicó, sería la reubicación. El año pasado recibió una advertencia por parte del Ministerio de Vivienda para que salga del sitio “pero si no me dan más opciones, a dónde me iré”.

El coordinador de la Zona 8 del Ministerio de Salud, José  Palau, ha referido públicamente que los lugares que carecen de servicios básicos son más vulnerables a enfermedades como el dengue y la cólera.

Mientras que en El Fortín y Riberas del Fortín, 22 familias recibieron una notificación de la Secretaría Técnica de Prevención de Asentamientos Humanos Irregulares (Stpahi) de que deben abandonar el sector porque están asentadas cerca de un canal natural, lo cual es considerado zona de riesgo.

Para mañana, se tiene previsto que culmine el plazo para que las familias notificadas, en esta semana, dejen el lugar.

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