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El Telégrafo
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La tensión se dispara antes de que suban al muro

La tensión se dispara antes de que suban al muro
05 de abril de 2012 - 00:00

La respiración de Esteban Egüez se acelera según va aproximándose su turno para participar en el Campeonato Nacional de Escalada Deportiva, en la pared ubicada en el complejo de Concentración Deportiva de Pichincha.  

Egüez es uno de los medallistas de oro de la selección pichinchana que el pasado domingo se proclamó campeón del torneo.

Antes de cada una de sus intervenciones, ya sea en dificultad, velocidad o bloque, Esteban mantiene la misma rutina e intenta concentrarse.

Mientras algunos participantes escalan el muro en la modalidad de bloque, él y los competidores que aguardan para salir a escena se sientan de espaldas a la acción, como indica el reglamento. 

En ese lapso toda su atención está puesta en competir, en descifrar dónde se ubican los anclajes de la pared y  cómo colocar el cuerpo para ascender hasta el punto más alto y cumplir con el objetivo.

“En ese momento obvio que tienes curiosidad por ver lo que el otro está haciendo, pero hay que mantener la calma, pues el reglamento no permite observar los movimientos del rival. No tienes que distraerte; debes enfocarte en lo que sabes. Los entrenamientos previos que realizamos nos sirven para tener una noción de dónde debemos poner las manos y los pies”, comenta el imbabureño Juan Andrés Estévez. 

Antes de sentarse en las silla a la espera de sus turnos, minutos previos a la exhibición de su talento, los deportistas se relajan de distintas maneras. Algunos prefieren alejarse del ruido y quedarse solos para no distraerse, en cambio otros no dejan de compartir con sus compañeros de equipo.

5-4-12-escalador-Fernando Méndez, de la selección de Guayas, prefiere la primera opción. “Me gusta estar calmado y centrado para hacer una buena competencia. Intento no hablar con nadie minutos antes de escalar”, dice el quinceañero.      

Este fue el primer torneo para Fernando en la categoría juvenil “A”, pues  antes estuvo en juvenil “B”, pero por su nivel logró ascender y así tener más roce con atletas de mayor recorrido.               

Él no alcanzó ninguna presea de las 3 que consiguió su provincia (una de cada metal), pero se quedó con la satisfacción de participar con gente de un nivel superior.

“La competitividad de las otras selecciones fue muy buena y eso nos ayuda a adquirir experiencia a los que ascendimos de categoría. Es cuestión de saber asimilar lo mejor de este torneo”.       

En los alrededores del muro se instalan los deportistas para alistarse previo a la competencia. Se calzan los zapatos de escalada conocidos como pie de gato y alistan el  magnesio (polvo blanco) para untarse en las manos y así aplacar el sudor.

De lejos y en la comodidad de una silla parecería que en el bulder no se realizara tanto esfuerzo porque la pared es más pequeña en relación con los muros para dificultad y velocidad. Sin embargo, la técnica es lo que cuenta para llegar a lo más alto.

“Parece sencillo, pero se nota el gran esfuerzo que hacen los chicos para llegar hasta arriba”, comenta Pedro Ordóñez, quien asiste como espectador a la competencia.

Al final de la jornada, a pocos les importa que sus manos estén llenas de magnesio o que cualquier objeto que toquen se manche de blanco. El esfuerzo que realizan, sobre todo los que llegan de otras provincias, se ve recompensado con las medallas. 

Pichincha supera con un amplio margen a Imbabura, que queda en segundo lugar en el medallero general. Cotopaxi y Guayas son tercera y cuarta. Manabí, que tiene dos años en esta disciplina, logra el quinto puesto, entre 10 selecciones.

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