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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

“Nos sorprende a nosotros mismos”

16 de octubre de 2019 - 00:00

En las recientes manifestaciones confluyeron varios actores: el movimiento indígena, pobladores urbanos, supuestas mafias del tráfico de combustibles, actores políticos. Esta inaudita conjunción, a propósito de las medidas económicas anunciadas por el Régimen, no lo previó nadie.

Tampoco pareció haber contado con ello el propio movimiento indígena: “nosotros mismos nos sorprendemos (de) la cantidad de gente…” dijo Leonidas Iza mientras negociaba el acuerdo con el gobierno de Moreno, a la vista de millones de ecuatorianos que seguíamos el diálogo para encontrar una salida a la compleja situación social y política.

La apertura democrática que vivió el país en la etapa postcorreísta propició un ambiente que posibilitó una recomposición del movimiento social, ya hubo signos de esta dinámica, pero nadie imaginó que irrumpiría con esta fuerza, apenas a dos años de haber sido criminalizados y ninguneados en el régimen anterior.

La Conaie, sin embargo, a pesar de esta fuerza y de forma algo inexplicable, puso todas sus energías en el cese del Decreto 883 que eliminaba el subsidio a los combustibles. No ampliaron su agenda a demandas estratégicas vinculadas a la construcción del Estado plurinacional.

La agenda del campo opositor al régimen, el correísmo, fue distinta: elecciones anticipadas, muerte cruzada. Ha sido bastante visible la postura de algunos dirigentes hoy procesados, pero hay que darles lo que ellos negaron a sus opositores, todas las garantías del debido proceso y justicia.

La violencia de los actos registrados fue también inusitada. ¿Quién pudo capitalizar políticamente? Al parecer ninguno de los actores políticos conocidos, lo que provocaría un vacío que podría ser llenado por un o una outsider en las próximas elecciones.

¿Quién ganó entonces? Aparentemente el movimiento indígena y popular. Sin embargo, es aún pronto para evaluar si ello no terminó generando fracturas más profundas como el racismo o el clasismo, que podrían terminar devolviéndose como fantasmas que siempre nos asechan. Frente a ello nos queda el camino de la construcción de la interculturalidad y la plurinacionalidad. (O)

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